Un colegio logró lo que todas las escuelas sueñan. Nadie abandona, egresan con trabajo o siguen una carrera universitariaPor Teresa Sofía Buscaglia
“Si quiere dejar, que deje”. Esa era una de las respuestas que las familias de Las Tunas, en General Pacheco, les daban a los directivos del colegio María de Guadalupe en 2012, cuando el proyecto educativo llegó al barrio. Con un modelo de inclusión innovador y una inversión por alumno similar a la de cualquier escuela de gestión estatal, el María de Guadalupe entendió rápidamente que las dos batallas que había que dar eran contra el alto índice de deserción escolar y a favor de la inclusión laboral y educativa de los jóvenes egresados.